Ha sido para nosotros, los que colaboramos en la edición de Nuestra Bandera, una tarea llena de emoción la preparación de este número dedicado a Miguel Hernández. Marga Sanz ha desplegado toda su energía y entusiasmo en conectar con unos y otros a fín de que la misma revista en la que colaboró Miguel Hernández en los años de la Guerra Civil albergara contribuciones de personas que de una u otra forma han aportado dimensiones complementarias de la vida y obra de nuestro poeta. Es verdad que se ha dicho mucho sobre Miguel Hernández, y sobre su significado. Desde aquellas visiones que quisieran encerrar en los límites de la literatura pura su gran obra, despojándola del aliento surgido de la íntima identificación con el pueblo, hasta aquellas otras que justamente por identificar esa conexión con la causa de los desposeídos, con el anhelo de libertad y justicia, la han querido rebajar a literatura condicionada por la política. Incluso ha habido intentos de desnaturalizar totalmente su obra para ocultar la riqueza de su inspiración, la transformación en poesía extraordinaria merced a su gran sentido dialéctico y esclarecedor de lo que la simple apariencia encierra de riqueza, de sentimientos y de futuro.
De ahí que hayamos solicitado colaboraciones a personas de prestigio y que comparten los ideales liberadores de Miguel Hernández. Por esa razón podemos ofrecer a nuestros lectores un número de Nuestra Bandera de lujo puesto que han contribuido personas como Marcos Ana, Andrés Sorel, Felipe Alcaraz, Armando López Salinas, Manuel Parra, Melquesidez Rodríguez Chao, compañero suyo de cárcel, José Carlos Rovira, Enrique Cerdán Tato, David Becerra, Fanny Rubio, Francisco Moreno, Julio Rodríguez Puértolas, Juan Carlos Rodríguez, Marta Sanz, Gregorio Morán, Alicia Martínez, Manuel Ruiz Amezcua, Juan José Téllez y las entrañables aportaciones que desde Cuba nos hacen Omar Felipe Mauri y Victor Casaus. A su vez hemos contado con la desinteresada y prestigiada aportación de las ilustraciones hechas por Joan Genovés.