Teresa Alonso Otero era una madrileña de Usera cuando ingresó en la JC en 1936 sin saber que pronto comenzaría una guerra no deseada en la que iba a participar incansablemente en la labor de atención a los combatientes en talleres de confección o como sanitaria en el hospital de Benicasim. Como tampoco sabía que ese empeño por la defensa de los valores democráticos republicanos la llevaría a la prisión de Ventas, Amorebieta o Saturrarán durante siete largos años.
Victoria Cuevas recupera con este libro la memoria de aquella luchadora y la de toda esa generación de mujeres defendieron con firmeza los derechos que la II República les reconoción como mujeres y como ciudadanas de pleno derecho.