No hay tortura que resulte admisible


Hablar sobre la tortura en el siglo XXI es el objetivo que subyace detrás de la presentación de este libro. Cuenta Jorge del Cura, de la Coordinadora para la Prevención de la Tortura, que todo el mundo la rechaza, pero que paradójicamente se produce también en todo el mundo, cada día crece más su utilización y es negada por todos los gobiernos. Usando la definición de las Naciones Unidas tortura es el sufrimiento físico o mental infligido en forma deliberada, sistemática o caprichosa, por una o más personas, actuando sola o bajo las órdenes de cualquier autoridad, con el fin de forzar a otra persona a dar información o hacerla confesar por cualquier otra razón. Los gobiernos la matizan en sus legislaciones, señalan que sólo se considerará tortura si causa una lesión grave, en otro caso son malos tratos.

Jorge del Cura explicó que, tras los atentados del 11-S, existe una campaña mediática muy importante para justificar la práctica de la tortura en casos de terrorismo, una campaña que está haciendo que la ciudadanía apoye de una forma más clara el uso de la tortura. Para terminar señaló que Javier Ortiz se mostró siempre contra la tortura y denunció su práctica en múltiples artículos. Su mensaje era claro y conciso: no hay ningún caso en que resulte admisible

Sandra Toral explicó la génesis de este libro. Hace años asistió a unas conferencias organizadas por la Coordinadora para la Prevención de la Tortura como oyente. Pensaba que todos los presentes estaban contra la tortura hasta que Javier Ortiz tomó la palabra para venir a plantear un caso hipotético y debatirlo. A la puerta de un colegio un individuo ha colocado una bomba que va a causar una gran masacre. La policía le detiene. ¿Qué hacemos con ese individuo? La gente se enfureció, grito que era una pregunta con trampa, algunos asumieron que era lícito usar la tortura por un bien mayor… Sin duda es una pregunta tensa. Pensó entonces Sandra que aquella hipótesis debería convertirse en una obra de teatro y persiguió a Javier Ortiz para que la escribiera. Ese texto es el libro “José K, Torturado”. Aún no se ha representado, pero ya se ha realizado una lectura dramatizada en la SGAE.

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El escritor Isaac Rosa comenzó hablando de Javier Ortiz, a quien ha sustituido en el espacio físico de su columna en Público tras su muerte. Se siente vinculado a él y sigue tratando de darle continuidad a los temas y a la forma en la que él los escribía. Es una gran responsabilidad, pues muchos lectores preguntan por Ortiz y le echan de menos. Se pregunta a menudo por cómo trataría los temas de hoy.

Isaac Rosa puso su acento en destacar que la tortura es el agujero negro de nuestra historia, del franquismo y de la democracia. Es un tema que sirve para calibrar la calidad de una democracia y medir el grado de libertad. Aquí sufrimos una cultura del consenso desde hace más de treinta años que no es otra cosa que un pacto de silencio sobre muchos asuntos entre los que se encuentra la tortura. Un consenso que Ortiz rompía para denunciarlo. Desde que él no está, la tortura se ha ido haciendo invisible en la prensa.

Sobre la obra de teatro, indicó que tiene un valor en sí misma, pues consigue enfrentarnos a un conflicto político y moral con un caso extremo. Nos plantea el dilema de los policías que se decidirán por la tortura como método para evitar la masacre de tantas víctimas. Y frente a esos policías pone a un personaje perverso que odia a la Humanidad. Ortiz sabía que en lo excepcional se abre la puerta por donde se cuela el hecho de admitir la tortura como un mal menor en aras de conseguir un fin superior. Pero esa no es la excepción, es la generalidad y permite apoyarse en ella para su utilización. Es esa situación límite el punto desde donde debemos iniciar el debate. En España sigue habiendo casos y se contamina al mezclarse con el terrorismo o el independentismo, otros dos temas de consenso.

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El texto de Ortiz abre otro debate paralelo sobre quiénes son los terroristas, porque los que aplican la tortura se comportan como tales, quitando la dignidad a las personas, sus derechos, despedazándolas.

Isaac Rosa espera que llegue un momento en el que no exista esa coartada del terrorismo. Y que tampoco se siga acusando de cómplices con el terrorismo a todos los que piden se persigan y se terminen las torturas. Espera que el texto de “José K, Torturado” se pueda representar y que sirva para resquebrajar el consenso.

Al final, el actor José Manuel Valverde leyó las primeras páginas del libro. Se produjo un silencio impresionante. Después, la estampida de muchos para comprar el libro.