El domingo pasado se presentó, en el marco de la fiesta del PCE 2010 en San Fernando de Henares, el libro «Guerrilleras. La ilusión de una esperanza». Su autora Esperanza Martínez Gracia, exguerrillera de la Agrupación Guerrillera Levante y Aragón (AGLA) (Sole era su nombre en la guerrilla), camarada del PCE Aragón y miembro de la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE), que junto a la Editorial Latorre Literaria, editan el libro. En la carpa más de 80 personas se dieron cita, incluso algunas de ellas tuvieron que permanecer de pie.
La presentación tuvo lugar en la carpa C1. Hizo la presentación del libro y de su autora, Raúl Alvarez de Haro, Sº de Movimiento Republicano y Memoria Histórica del PCE Aragón, que tras referirse al acto como «un verdadero reconocimiento para los y las guerrilleras que lucharon contra Franco, últimos soldados defensores de la legalidad y dignidad de la II República», recalcó que «son merecedores, no sólo del reconocimiento por su entrega y labor, si no del respeto y la consideración de todas y todos ellos como luchadores por la libertad, la justicia y la democracia, al igual que sucedió en otros países con la Resistencia contra los nazis o los partisanos en Italia».
A continuación tomó la palabra la autora, Esperanza, que tras dar una serie de datos sobre el libro y su contenido, como su ingreso y el de otras mujeres como ella en la guerrilla, las tareas encomendadas por el PCE para pasar a guerrilleros por los pirineos para huir a Francia, o sus pasos por distintas cárceles y prisiones (15 años), prefirió continuar el acto con preguntas del público, como bien dijo «de esta manera prefiero responder a lo que más interese al público asistente». Tras una serie de preguntas e intervenciones, cerró el acto Raúl, recalcando dos consideraciones, «en la historia e imagen de España hay 2 borrones: la Ley de Amnistía de 1977, que imposibilita y cierra las posibilidades de enjuiciar y esclarecer lo sucedido en toda la Dictadura, y anular el 2 borrón: la vigencia de las sentencias y juicios de los tribunales franquistas».
Breve biografía de Esperanza Martínez, Sole
Esperanza Martínez García nace en una aldea de Cuenca en 1927. Atalaya de Villar del Saz es un lugar gobernado por un terrateniente, propietario de todos los campos de cultivo, conocido entre los lugareños como «El Caudillo». Desde muy pequeña, padece las injusticias sociales. Su padre cultiva las tierras arrendadas. Su madre y sus cuatro hermanas, ella es la mediana, realizan tareas en el campo, del ganado y en la casa.
El 16 de febrero de 1936, cuando el Frente Popular gana las elecciones, ella contaba con nueve años. Todavía recuerda el júbilo que generó éste acontecimiento en su familia. Se produce la sublevación franquista y, como consecuencia, surge la guerrilla republicana.
Poco después murió su madre. Su hermana mayor tenía catorce años y la más pequeña tres. Su padre les ocultaba su colaboración con la guerrilla, pero no tardan en descubrirlo y unirse a las tareas clandestinas de apoyo.
A los 17 años, ya se encarga de las listas de aprovisionamiento para los/as guerrilleros/as. Con frecuencia, se desplaza en burra desde su aldea hasta Cuenca para transportar materiales. Elabora jerseys, calcetines, tiñe sábanas para confeccionar tiendas de campaña, etc. junto a sus hermanas. El General Pizarro entra como gobernador de la provincia e intenta desmantelar estos grupos de guerrilleros/as atacando sus lugares de abastecimiento con las famosas «contrapartidas». Guardias civiles disfrazados se metían en las masías para sacar información.
Termina la IIª Guerra Mundial, las potencias mundiales se ponen de parte de Franco y las posibilidades de éxito disminuyen.
A finales de 1949, Esperanza y su familia deciden ir al monte con la guerrilla, prefieren morir en la lucha que ser apresados. Pasa a formar parte del Quinto Sector de la A.G.L.A. (Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón). Durante casi dos años, vive en los campamentos, se forma de manera autodidacta, participa en reuniones,… y pasa todo tipo de dificultades. Su hermana, situada en un punto de apoyo cercano, es detenida.
En 1950, se afilia al Partido Comunista de España, es un camarada y guerrillero quién la anima. Transmite sus conocimientos, adquiridos a través de lecturas soviéticas, a las juventudes del partido.
En 1951, la dirección del Partido Comunista le pide que pase a Francia. Se encuentra con «Reme» en los Pirineos catalanes. En Francia, llegan a un punto de apoyo dónde las recogen para ir a París. Se aloja en una casa con camaradas franceses, se entrevista con Carrillo. El PCE le propone ir a buscar guerrilleros/as a España para pasarlos a Francia. Pasa por San Sebastián y coge guerrilleros/as en Navarra, siempre recuerda con alegría que uno de ellos todavía vive.
La dirección del PCE la envía a Salamanca para encontrarse con «Reme», un guía le acompaña. Desde el primer momento, ella desconfía de su enlace. Él actúa de forma contraria a las reglas establecidas para evitar los controles de la Guardia Civil. Pasan por caminos y carreteras visibles en lugar de secundarios, su enlace tiene un interés excesivo por saber con quién se iban a encontrar, lamenta que el PCE le hubiese entregado menos dinero que a «Sole», etc.
El 25 de marzo de 1952, la detienen en el tren junto a su guía en Miranda de Ebro. Piensa que fue su propio enlace quién la delató. Ella esconde en una ventanilla el sobre con el dinero que le habían proporcionado para que, al menos, no llegue a manos de la Guardia Civil. Le requisan su documentación falsa, a nombre de «Consuelo Pallarés Olivares». El atestado se realiza en Miranda, la llevan a Burgos en el tren. La trasladan a la Comisaría de Burgos, de allí a Gobernación (Madrid). Mantienen a las mujeres incomunicadas en una pequeña celda. En dónde recibe continuas palizas, malos tratos y humillaciones, hasta llegar a desear su propia muerte.
Su siguiente paso es la cárcel de mujeres de Valencia. Su hermana Amada, «Rosita», también es encarcelada. Algunos funcionarios les informan de que las van a fusilar. Es una afirmación tan verosímil, que deciden preparar sus últimas palabras antes de ser asesinadas. Pero finalmente, las llevan al Cuartel de Arrancapinos (Valencia) para cerrar el expediente. Les dan libertad vigilada. Este hecho responde a una táctica policial para encontrar a otros/as camaradas y guerrilleros/as. Desde mayo de 1952, la mantienen en libertad vigilada, hasta que, en vistas de no obtener los resultados esperados, en septiembre la vuelven a encarcelar.
En el primer Consejo de Guerra, su principal cargo es ser comunista. Cuando la condenan a 10 años, ella lleva ya 4 años preventiva. Pasa 1 año en la cárcel de Ventas en Madrid. En el segundo, corre peor suerte, la acusación es bandolerismo y la sentencian a 20 años y 1 día.
En la prisión de Alcalá de Henares, dónde cumple el resto de su condena, acaba siendo la única presa política durante un tiempo. Pero se refugia en la lectura, participa en actividades culturales, incluso obtiene el título de un curso de Cultura General. No ceja en su empeño de crecer como persona y fortalecerse.
Durante un tiempo, recibe el apoyo del Movimiento Democrático de Mujeres de Zaragoza. Le envían algún giro postal, felicitaciones en fechas señaladas,… que le hacen sentirse un poco menos «olvidada». No es de extrañar que venir a Zaragoza a visitarlas sea una de sus primeras decisiones al salir de prisión. Es en este momento conoce a Manuel Gil, su actual marido, con el que había mantenido correspondencia con asiduidad.
Se tiene que presentar en los juzgados de Manresa, pero, en 1969, pide permiso para su traslado a Zaragoza en régimen de libertad condicional. Manuel Gil está preso en la cárcel de Torrero. Contraen matrimonio civil – el primer matrimonio civil en la cárcel durante el régimen franquista – en una ceremonia de unos diez minutos.
Pronto sale en libertad y Esperanza se queda embarazada. Durante la preparación de la manifestación del Primero de Mayo vuelven a detener a su marido, junto a Rafael Casas. Cuando sale de prisión, su hijo tiene ya 3 años. A los 16 años, su hijo se declara objetor de conciencia y, poco después, insumiso. Lo detienen en su lugar de trabajo, lo llevan al Cuartel de San Gregorio y lo encarcelan en Alcalá de Henares. Cuando sale en libertad provisional no se presenta a juicio, como afirma su madre «porque no se puede hacer reo de algo que no ha cometido». Lo declaran «en busca y captura», y tras su arresto en Palma de Mallorca, cumple 9 meses en régimen de 3er grado.
Esperanza participa activamente en la Asociación de Madres de Insumisos, demostrando una vez, su espíritu combativo y de solidaridad.
En la actualidad, a los 83 años aún mantiene un fuerte ritmo de actividad. Pertenece a la Asociación de Mujeres Desideria Giménez, a la Asociación Archivo de Guerra y Exilio, que engloba a guerrilleros, «niños de la guerra», brigadistas internacionales,… entre otros. Es camarada del PCE Aragón y participa en actividades de difusión del papel de la mujer en la guerrilla republicana, en la vida política y en la lucha por la solidaridad, en general. Sus vivencias han servido de memoria histórica e inspiración a creadores y creadoras, como el director Montxo Armendáriz o la escritora Dulce Chacón.
Pero sobre todo, de modelo de compromiso permanente para todas y todos nosotros en la búsqueda de la justicia social y la recuperación de los relatos que otros y otras ya no pueden transmitir, siendo «la voz de los y las sin voz».